domingo, 20 de agosto de 2017

19/08/17

El tiempo, curioso enigma.
Han pasado horas, quizá dias, desde que estoy vagando por las calles de una ciudad desierta, buscando musas lo bastante dementes como para volver cuerda a una mente descarriada.

El viento está cargado con el peso de miles de palabras frustradas que jamás se atrevieron a salir a la luz porque el miedo al rechazo fue mucho mayor que el deseo de expresarse.

Mis músculos suplican un descanso que les libere de tan vasta agonía, mientras mi mente se debate con ellos para seguir caminando, convencida de que la inspiración se encuentra en algún recóndito lugar que mis ojos han pasado por alto.
La desesperación se convierte en mi mejor aliada y me confiesa aquello que yo ya sabía pero trataba de ignorar : el arte está formado por los fantasmas de los escritores que perdieron su cordura y su voz tratando de convertirse en poesía.

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