sábado, 11 de marzo de 2017

El ser humano

Su piel era un lienzo desgastado cuya superficie revelaba la historia de su vida. Los profundos surcos dibujados en su rostro, las marcas de guerra y las líneas de expresión, no eran más que constantes recordatorios de una vida marcada por la tragedia, el hambre y la soledad.
A través de sus cansados ojos, observaba cada minúsculo detalle de aquel mundo que tanto había cambiado desde su juventud. El cielo seguía siendo el mismo, incluso la tierra, las montañas y el mar permanecían intactos, pero ya nada era igual.
Aquellos preciosos paisajes habían presenciado desgarradoras escenas capaces de hacer que hasta el más confiado perdiera la esperanza. Personajes avariciosos presumiendo de su riqueza frente a una humilde familia vendiendo su último recuerdo familiar por un mísero trozo de pan; individuos capaces de traicionar a su madre con tal de mantener las apariencias; gente matando por el simple placer de exhibir su valentía; en definitiva, seres humanos siendo seres humanos.
Tumbada en el suelo, sintiendo la húmeda tierra bajo sus dedos rugosos, cerró los ojos. Y en aquel momento, se sintió menos humana que nunca.


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