jueves, 17 de agosto de 2017

17/08/17

Y es que me habría gustado conocerte cuando aún creías en el amor,
cuando el dolor más grande que conocías era el de los rasguños que te habías hecho jugando.
Me habría gustado ver tu sonrisa y saber que era verdadera,
y no un escudo — construido decepción tras decepción —
para proteger a un corazón que jamás volvería a ser el mismo.
Me habría gustado quedarme hasta la madrugada escuchando las historias
de un niño cuya felicidad no era aún fingida,
y cuyo miedo al rechazo no existía siquiera en su imaginación.
Me habría gustado curarte las heridas que te hacías al montar en bici,
y no aquellas — aparentemente invisibles—
que te hicieron caer y perder la ilusión.
Me hubiera gustado que me amaras con sinceridad,
como sólo pueden hacer aquellos que no conocen aún el dolor de una pérdida.
Pero, indudablemente, lo que más me habría gustado,
sería no haber recogido los pedazos de sueños rotos
que alguien más te arrebató.

No hay comentarios:

Publicar un comentario